sábado, 30 de mayo de 2009

Junio, Mes Dedicado al Sagrado Corazón de Jesús

A la fiesta del Corpus Christi la sagrada liturgia añade, como una prolongación de la misma, la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. El objeto de esta fiesta es Su Corazón, es decir, el Corazón físico del Hombre-Dios, junto con la humanidad y divinidad de Nuestro Señor, considerado como un miembro vivo y unido al todo orgánico. El Corazón corpóreo de Jesús como símbolo y expresión del amor de Cristo a los hombres, manifestado sobre todo en la redención por la Cruz y en el misterio de la Santísima Eucaristía: He aquí el verdadero objeto de esta fiesta. En el Corazón de Jesús, vemos, en último término, la misma persona de Jesús, la persona divina que, bajo el símbolo de Su Corazón de carne, nos muestra el amor divino y humano, de Nuestro Señor hacia nosotros.
Los misterios de la Eucaristía, de la redención por la Cruz, de la venida del Espíritu Santo, de nuestra futura resurección y de nuestra eterna posesión y goce de la vida divina se fundan, en último resultado, en el único misterio del Amor del Salvador hacia nosotros.

Con la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús no se pretende otra cosa que honrar ese Amor divino-humano, y sumergirnos en él.

La devoción al Corazón de Jesús ha existido desde los primeros tiempos de la Iglesia, cuando se meditaba en el costado y el Corazón abierto de Jesús, de donde salió sangre y agua. De ese Corazón nació la Iglesia y por ese Corazón se abrieron las puertas del Cielo. La devoción al Sagrado Corazón está por encima de otras devociones porque veneramos al mismo Corazón de Dios. Pero fue Jesús mismo quien, en el siglo diecisiete, en Paray-le-Monial, Francia, solicitó, a través de una humilde religiosa, que se estableciera definitiva y específicamente la devoción a su Sacratísimo Corazón.

El 16 de junio de 1675 se le apareció Nuestro Señor y le mostró su Corazón a Santa Margarita María de Alacoque . Su Corazón estaba rodeado de llamas de amor, coronado de espinas, con una herida abierta de la cual brotaba sangre y, del interior de su corazón, salía una cruz. Santa Margarita escuchó a Nuestro Señor decir: "He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres, y en cambio, de la mayor parte de los hombres no recibe nada más que ingratitud, irreverencia y desprecio, en este sacramento de amor." Con estas palabras Nuestro Señor mismo nos dice en qué consiste la devoción a su Sagrado Corazón.

La devoción en sí está dirigida a la persona de Nuestro Señor Jesucristo y a su amor no correspondido, representado por su Corazón. Dos, pues son los actos esenciales de esta devoción: amor y reparación. Amor, por lo mucho que Él nos ama. Reparación y desagravio, por las muchas injurias que recibe sobre todo en la Sagrada Eucaristía.

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